1 Sabiendo que se acercaba el día de sufrir la Pasión y muerte en la cruz, Jesús quiso
despedirse de los suyos celebrando una cena pascual, a imitación de aquella que los israelitas hicieron en Egipto antes de la liberación del Exilio, que es el relato que hemos escuchado en la lectura del Éxodo. Y Jesús lo hizo con un banquete, que en el mundo antiguo era el lugar privilegiado para celebrar los grandes acontecimientos de la vida: aniversarios, bodas, despedidas, llegadas, homenajes. El banquete de platón, el banquete de los imperadores.
2 – Esta noche, todos los cristianos católicos del mundo occidental iniciamos el Triduo Pascual repitiendo los gestos que hizo Jesús en la última cena de su vida. En aquella noche del jueves santo, el Señor instituyó la Eucaristía como el principal sacramento de la Comunidad cristiana.
Razón por la cual la Iglesia se refiere a la Eucaristía como el sacramentum caritatis… que traducido quiere decir – el sacramento del amor, de la caridad o de la solidaridad.
3 – Pero durante aquel banquete, Dice el Evangelista San Juan que Jesús, el maestro, se levantó de la mesa, se quitó el manto, se ciñó con una toalla y empezó a lavar a los pies a los discípulos. Unos gestos tan inauditos que hicieron con que Pedro, escandalizado, se negara rotundamente a aceptarlo diciendo: soy yo que le tengo que lavarte los pies, no tú a mí.
4 – En el Siglo Primero, era costumbre que los anfitriones, los amos de la casa, llevasen puesto el manto en los banquetes, aunque estuviesen en su residencia. Lo hacían para evitar la vejación de ser confundidos con la servidumbre que solamente podía llevar puesta la túnica, sin el manto. El signo de servicio por excelencia.
5 – De manera que, quitarse el manto suponía el riesgo de ser confundido con a la
servidumbre, con el personal de servicio, y con lo cual, significaba estar al servicio de todos. Este gesto, cargado de simbolismo, es una invitación a lo que estamos llamados a ser como cristianos: nuestra vocación genuina es servir de manera universal a todos – y no partidista, solamente a algunos. Como decía Jesús en otro Evangelio… de qué sirve hacer el bien solo a lo que son iguales a nosotros – hasta los malos actúan según este principio. La caridad cristiana ha de ser universal – de ahí viene también la palabra católico.
6 – Este gesto de Jesús, imitado por el sacerdote, señala para que construir la verdadera iglesia de Cristo es necesario renunciar a todo aquello que nos diferencia para asumir la posición del que sirve a todos. Es necesario renunciar a la ambición de servirse de los demás para servir a los demás y no imponer una relación de dominio sobre nadie. Por eso, para lavar los pies, el sacerdote se quita la casulla, que representa la caridad que cubre los pecados del sacerdotes para que pueda celebrar con dignidad. Es decir, el sacerdote renuncia a su dignidad de presidente y pastor para pasar al lugar secundario de último de los servidores: el que lava los pies. Este era considerado el oficio más humilde de la servidumbre.
7 – La Parroquia Internacional de Belén ha crecido mucho estos últimos años. Somos 10 mil personas que entran y salen por estas puertas cada mes. Para llegar a este crecimiento, fue necesario que cada voluntario, cada comunidad, fuese capaz de renunciar a algo propio en beneficio de lo colectivo, eso es lo mismo que quitarse el manto sagrado que nos diferencia para que todos sean iguales en el servicio a los demás.
8 – Para hacer una parroquia servidora, muchos renunciaron lo propio de su oficio. Muchos abogados dejaron sus despachos para convertirse en decoradores, jardineros, limpiadores y pintores en nuestra parroquia; muchos profesiones de la medicina, de la odontología, de la fisioterapia, de la universidad renunciaron algunas horas de sus consultorios, de sus estudios, para dedicarse a enseñar catequesis, a formar adultos, a ayudar a repartir la comunión, a colaborar en la acogida de nuestra iglesia y a cantar en los diferentes coros; muchos chefs de cocina han renunciado a su descanso semanal para cocinar para los diferentes grupos que aquí se reúnen; muchos profesionales de la limpieza han renunciado a su remuneración para mantener el orden y la pulcritud de los más de 25 espacios comunes que tenemos distribuidos en más de 2500 metros cuadros de área construida.
9 –Edificar nuestra parroquia internacional fue un gran ejercicio de despojamiento y de humildad que permitió que algunos elementos propios de cada país fuesen colocados en segundo plan para beneficio del conjunto. Los catalanes tuvieron que aprender a renunciar en muchas ocasiones a su lengua materna tan estimada para que la comprensión de todos fuese el elemento prioritario. Los catalanes de Belén han logrado hacer realidad aquella inspiración del gran literato local el Dr. Torres i Bagés, que el gran compositor del Masnou, Lluís Millet, supo interpretar en la canción Cel Blau: Nostra pàtria és dalt la Glòria a on veurem a Déu sens vel trepitjant del món l’escòria,
volarem tots cap al cel. Nuestra patria está en la Gloria donde veremos a Dios sin velo
dejando el resto en el mundo, volaremos todos hacia el cielo. Los brasileños que también tienen Belén como la sede personal de la comunidad de habla portuguesa, tuvieron que adaptar otros idiomas y costumbres a sus celebraciones y fiestas para estar en sintonía con este proyecto de iglesia universal, que ya es un referente en toda Barcelona y en Europa. En este sagrado territorio internacional que es nuestra iglesia, los filipinos han renunciado a los ritos y cantos en tagalo y en inglés en beneficio de lo colectivo. Y los latinos han recortado sus particularidades de 25 países para edificar en Belén una iglesia común y panamericana arraigada en Cataluña. Y a todo el equipo de sacerdotes significó renunciar sus esquemas e ideas preconcebidos para estar en sintonía con un modelo de iglesia que el Espírito Santo está suscitando para el cristianismo del siglo 21.
10 – Si el sacrificio de Jesús cambió el mundo para siempre, los pequeños sacrificios que hemos aceptado por amor están cambiando la iglesia de este lugar. Digamos, pues, con Jesús y María: que no se haga aquí lo que yo quiero sino lo que tú quieres, Señor. Que así sea.
Ms Adilson Tolentino
Rector Parroquia Mare de Déu de Betlem
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